Homenaje a la cueva del Parpalló
En
una de las laderas aparece una silueta humana, es Dan´Ha. Un adolescente
apuesto, de pelo negro, ojos castaños y de mirada astuta, vestido con traje y
zapatos de pieles contra el frío que le cubre todo el cuerpo. El conjunto está
hecho varias capas de pieles claras, unidas y cosidas entre si, dándole toda la
protección necesaria contra las inclemencias del tiempo. Como armas solo lleva
un cuchillo de piedra y una lanza por si surge algún imprevisto. Parece que no
le molesta tanto el viento, está acostumbrado, mientras no nevara todo irá
bien. Le gusta pasear por la zona, solitario, a la escucha, observando el entorno,
las plantas o los animales, pero le ha tocado vigilar los alrededores de su
cueva y si otros grupos humanos
desconocidos vienen con malas intenciones. Tiene que estar preparado para
avisar a los suyos pero finalmente este día ha pasado tranquilamente.
Dan´Ha
pertenece a la tribu de los talladores de hojas planas, o “Zikha-Uk-Tsi”
como se denominan a sí mismos en su
propio idioma. El nombre se debe a las valiosas herramientas de sílex, u otras
rocas, que producen y que tienen, en su mayoría, formas planas como algunas de
las hojas de los árboles. En ocasiones las intercambian por otras herramientas
o productos que necesitan mediante trueque cuando se encuentran en grandes
reuniones tribales, dos o tres veces al año.
La
tribu, compuesta por varios clanes o
familias que viven aisladas pero están en contacto a menudo, son
autosuficientes y autónomas, pueden hacer todo tipo de actividades pero su
familia está especializada en el dominio artístico para uso sagrado. Trabajan
para toda la colectividad de forma casi anónima pero reciben el reconocimiento
por esta labor muy importante dentro y fuera de la comunidad.
Dan´Ha
tiene muchas habilidades para un joven de su edad, trabaja con diversos tipos
de materiales: piedra, madera, marfil,
huesos, fibras vegetales, y conoce muchas técnicas aunque tiene, como su padre,
predilección por el grabado y la pintura de animales, plantas y símbolos en
plaquetas de piedra.
La
covacha donde trabaja su padre y vive su familia, sirve también de lugar de
culto en ocasiones y de almacén donde dejan piezas y esbozos en diferentes
lugares desde hace ya varias generaciones atrás. Suelen venir, a veces, otros artesanos
artistas de otros clanes o familias para aprender, intercambiar información y
experiencias.
El
verano transcurre mas o menos sin grandes cambios, aunque su padre, en una
operación de talla de sílex, se ha herido gravemente la mano, lo que le ha dificultado
gravemente la posibilidad de seguir realizando grandes trabajos pero Dan´Ha,
que ya tiene quince primaveras, poco menos de la mitad de la vida humana en esa
época, ha pedido permiso para sustituirle como gran maestro dedicado a obras
artísticas o “Kuer-Ur-Anak”.
Su
padre ha aceptado pero ha ido a ver al consejo de ancianos de todas las
familias cercanas para proponer a su hijo en el puesto.
Para
ser gran maestro es importante efectuar un rito de paso, que consiste en un
viaje iniciático. En él, tendrá, entre otras cosas, que elegir un nuevo animal
totémico creador para su clan. El viaje tiene sus riegos pero tendrá que asumirlos
para superar el rito.
Emocionado
y algo asustado a la vez, razonando llega a la conclusión pues puede que este
evento sea una gran oportunidad para él, su familia y toda la tribu.
Para
empezar su camino, tendrá que esperar la migración anual de los renos en el
otoño, en dirección del norte hasta la montañas sagradas.
Dan´Ha
se ha preparado para la marcha y junto con dos otros compañeros elegidos por el
consejo, emprenderán en breve el viaje de sus vidas. Todo está por hacer y
descubrir.
Gonzalo
Ortega
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